Investigadores del CIHDE realizan importantes hallazgos en sitio arqueológico en el valle de Lluta

05 Diciembre 2013
Se encontraron restos de maíz y de otras plantas cultivadas y silvestres de época prehispánica, datado entre 4000 a 1500 años antes del presente, ha sido objeto de estudios interdisciplinarios, con miras a establecer su cronología, identificación de sus componentes y características topográficas.
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Hace pocos días atrás, se realizó una misión encabezada por Calogero Santoro (arqueólogo del CIHDE, Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto), acompañado por la arqueóloga Carolina Salas y la fotógrafa Paola Salgado, en el sitio arqueológico Lluta 13, lugar donde se encontraron restos de maíz y de otras plantas cultivadas y silvestres de época prehispánica, datado entre 4000 a 1500 años antes del presente, ha sido objeto de estudios interdisciplinarios, con miras a establecer su cronología, identificación de sus componentes y características topográficas. 

En la oportunidad se levantaron datos geormorfológicos para construir un mapa detallado del sitio, que ilustrará un manuscrito, en preparación, denominado tentativamente “Maize and other Cultigens among Late Archaic Marine Hunters Gatherers in the Coastal Section of the Lluta Valley, Northern Chile, South Central Andes” (“Cultivos de maíz del Arcaico tardío de pescadores y cazadores recolectores en el valle de Lluta, norte de Chile, Andes sur”). 

Este lugar tiene importancia para el equipo, ya que los restos vegetales encontrados se ubican históricamente en el periodo Formativo, época durante la cual cazadores recolectores de la costa comenzaron a instalarse al interior de los valles para establecer nuevas formas de vida basadas en una economía que integraba actividades de horticultura. De esta manera, se entregan antecedentes sobre la alimentación de los antiguos habitantes del desierto; además permite entender un poco más sus circuitos de movilidad, es decir, los espacios físicos que utilizaron para fines de descanso, búsqueda de recursos y actividades ceremoniales, durante la época que habitaron en esta zona. 

Para dicha tarea tomaron datos por medio de GPS, que se sumaron a antecedentes que se han venido acopiando desde hace más de 10 años. El recorrido comenzó a partir de un hito cerca de la base de la ladera norte del valle, consistente en los fundamentos de una estructura de mampostería de piedra. Se realizaron también mediciones y registro espacial de las áreas de excavaciones realizadas previamente, a partir de ciertas señales y restos encontrados. 

Luego de casi dos horas de medir, anotar y recordar las tareas antes realizadas, se recogieron todos los datos necesarios para aportar al manuscrito en el que Santoro y su equipo trabajan para dejarlo en condiciones de ser enviado a una revista internacional con revisión de pares externos. 

“Desde una perspectiva histórica general hay que considerar que las poblaciones de la zona de Arica, al comienzo, vivían muy en la costa dependiendo casi exclusivamente de una economía de caza, recolección y pesca marina litoral. Pero poco a poco comenzaron a aproximarse al interior, aprendiendo como cultivar pequeñas terrazas fluviales adosadas a la caja del río. Los restos que encontramos son muy valiosos, porque nos permiten determinar cuáles eran las antiguas costumbres de estas bandas de cazadores recolectores en los diversos periodos de su historia”; lo que refleja de alguna manera uno de los grandes y más radicales cambios en la historia de la humanidad, como le fue la transformación de las sociedades de cazadores recolectores que se expandieron por todo el planeta, incluyendo el Desierto de Atacama o Patagonia, explicó el investigador del CIHDE. 

Antiguo proyecto

Esta historia comenzó en 1999 cuando en una primera exploración, destinada a realizar un inventario de sitios arquelógicos del valle de Lluta junto con Alvaro Romero, el grupo realizó encontró restos de conchas marinas, vértebras grandes de pescados y materiales líticos (de piedra), además de otros indicios de ocupación humana en dicho sector del valle. Como todo programa de investigación de largo alcance, las investigaciones en este lugar se han ido enriqueciendo en la medida que se ha ampliado las líneas de análisis de los distintos materiales recuperados en el sitio. 

La segunda exploración ocurrió en el 2006, encontrando dos estructuras de piedra, que si bien son simples (una línea recta). En esta encontraron un depósito de carbón y restos orgánicos (mazorcas y semillas). Terreno que se caracteriza por ser muy seco y rocoso. 

En el proyecto, además de Santoro y Salas, participan Magdalena García, Chris Carter, Claudio Latorre, Alexandre Chevalier y Francisco Rothhammer.