Las 5 estadías de Pedro de Valdivia en Arica y su ardiente romance con Inés de Suárez (Parte 1)

17 Mayo 2018

La historia centralista de Chile, no da cuenta del paso de Inés de Suárez y Pedro de Valdivia por Tacna y Arica. Aquí los detalles de las Vísperas y primer viaje de Pedro de Valdivia por Arica.

Hermann Mondaca... >
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Pedro de Valdivia, nació en la región de Extremadura, en el año 1500. A los 25 años contrajo matrimonio en Zalamea, con una adolescente de 14 años, llamada Marina Ortiz de Gaete [1], natural de Salamanca, con quien vivió 10 años y no tuvieron hijos.

Fue un militar de oficio, había participado en varias batallas en Europa antes de viajar al Perú y unirse a los conquistadores.

Participó de la batalla de Las Salinas (6 de abril de 1538), en las cuales se enfrentaron Francisco Pizarro y Diego de Almagro disputando el poder. En esta batalla salió vencedor Pizarro y encarceló a Almagro. Pedro de Valdivia luchó en el bando de Pizarro, y éste lo nombró maestre de campo. Entabló amistad con Almagro prisionero en Cuzco, antes de que éste fuera ejecutado (8 de julio de 1538), y por él conoció las primeras historias de las tierras de “Nueva Extremadura” o Chile.

Valdivia cansado de las luchas internas en Perú, solo quería llenarse de gloria conquistando nuevos reinos y no participar de la lucha por el poder en Perú y las sucesivas guerras civiles que solo acabarían muchos años después, en 1546, cuando Pedro de La Gasca fue designado como Presidente de la Real Audiencia de Lima, cumpliendo cabalmente su cometido pasando a la historia con el apelativo de Pacificador. 

Para lograr lo que Valdivia ambicionaba -de llenarse de gloria conquistando nuevas tierras-, debía sin embargo, obtener la autorización de Pizarro para formar la expedición y resolver su financiamiento, lo que logró cediéndole a Pizarro sus encomiendas que incluían una rica mina y su hacienda.

Entretanto, Inés de Suárez, que había nacido en Plasencia en 1507 [2], que con posterioridad se casará con Juan de Málaga, con quien permanecerían juntos hasta que Juan partiría en búsqueda de riquezas al Nuevo Mundo. Inés de Suárez, cansada de esperar el retorno de su marido, con espíritu aventurero, arrojo y astucia, decidió ir en su búsqueda.

En esa época estaba prohibido que las mujeres se dirigieran solas y solteras a América, sin embargo, no cejó en su empeño y finalmente logró una licencia real gracias a testigos que avalaron su cristianismo y las “buenas costumbres” y mediante la promesa que se haría acompañar por una sobrina.” [3] 

Salió rumbo al continente americano en 1537, con un futuro incierto, siguiendo la huella de Juan de Málaga, desembarcando en el Caribe, posteriormente llegó a Venezuela y siguiendo su cometido, llegó al Perú, donde se enteró que su marido había muerto en la Batalla de Las Salinas (6 de abril de 1538), luchando por el bando de Diego de Almagro.

A fines de 1538 cuando Inés de Suárez tenía 31 años, conocería a Pedro de Valdivia en el Cuzco, el maestre de campo, tenía 38 años. Inés de Suárez ejercía como costurera y como compensación por ser viuda de un soldado, recibió una pequeña parcela en el Cuzco con algunos indígenas a su cargo.

En 1539, creció la amistad entre ambos y Valdivia la puso al tanto de sus sueños de conquista. Comenzaría una intensa amistad entre Inés de Suárez y Pedro de Valdivia y al tiempo de relación se convertirían en amantes. Sin embargo, su relación se mantenía siempre oculta o clandestina, puesto que aquello habría recibido la condena inmediata de la Iglesia y atentaría con la expedición que deseaba formar Valdivia. En dicho entonces la Iglesia ya tenía un obispado en Cuzco (1537), y el peso de la Inquisición en la Colonia era gravitante. [4]

En medio de los preparativos de Valdivia, Inés de Suárez con decisión de acompañar al maestro de campo, solicita permiso a Francisco Pizarro para acompañar la expedición sirviendo los oficios de costurera de las tropas, en su condición de viuda y de cristiana, y sus cualidades especiales para buscar agua en el desierto con una vara. Finalmente Pizarro accederá, permitiéndole acompañar la expedición conquistadora.

“En ese entonces ellos mantenían una relación y su pasión por Valdivia la impulsó a seguirlo, convirtiéndose en un soldado más. En efecto, su historia de amor ha suscitado interés e inspiración para artistas de distintas épocas. A pesar de lo anterior, se debe hacer hincapié en lo excepcional e inusualmente valeroso que una mujer se uniera a un ejército conquistador. Como reconocieron ya sus contemporáneos, Inés de Suárez es un personaje extraordinario por sus propios méritos. Hazañas como hallar agua en medio del desierto, salvando a la tropa de perecer de sed, o descubrir una conspiración contra Valdivia, son aspectos que le granjearon respeto”. [5] 

Nos señala al respecto Vicente Danigno: 

“Después de muchos afanes y engorrosas diligencias, Valdivia salió del Cuzco, a fines de Enero de 1540, solo con siete soldados castellanos y mil indios auxiliares que conducían los bagajes. Iban con él, su Maestre de Campo y Tesorero Real. Alvar Gómez, y su Alguacil Mayor, Juan Gómez de Almagro, Aquel Murió repentinamente en Tarapacá, i fue reemplazado por  Pedro Gómez de Don Benito”. 

“Seguía a la expedición Inés de Suarez, cuya condición respecto de Valdivia tratan de ocultar algunos cronistas haciéndola aparecer como de repente en la defensa de Santiago”[6] 

En efecto, la historia centralista de Chile, no da cuenta del paso de Inés de Suárez y Pedro de Valdivia por Tacna y Arica.

Inés de Suárez fue la primera mujer castellana que recorrió tierra tacneña y ariqueña y la primera mujer castellana que llegaría a Chile. 

Nos afirma Dagnino: 

“La hueste de Valdivia se encaminó hacia Chucuito a orillas del lago Titicaca, donde actualmente se halla Puno; de ahí se pasó a Arequipa, y bajando a la costa, cruzó los valles de Moquegua, locumba, Sama y Tacna, para tomar en Arica un gran descanso”.

La expedición de Valdivia llegará a Arica donde tomará un gran descanso, en tierras con entornos paradisíacos, bañadas por el agua dulce de los ríos Lluta y San José, con una flora y fauna privilegiadas, de grandes humedales regados por aguas dulces, con el Morro de Arica dominando todo el territorio costero e incluso con visibilidad al volcán Tacora. El entorno ariqueño cobijó el amor entre Inés de Suárez y Pedro de Valdivia, alejados ambos de las represiones eclesiásticas, y se habría expresado pasional y amorosamente. Libres de aquellas censuras habrían vivido intensamente su estadía en Arica.

Recreación de Inés de Suárez y Pedro de Valdivia en Arica, viviendo su pasión y romance, liberados de las presiones del Cuzco. [7]

Después del placentero descanso en Arica, Valdivia e Inés de Suárez, partirían con veinte soldados rumbo al sur. Vicente Dagnino, nos relata este viaje de la siguiente manera:

“La marcha resultaba lenta no solo por los inconvenientes de las veredas, cuestas y arenales, sino porque algunos soldados amorosos, por no ser menos que su jefe, llevaban además sus primeros criollos, contrapesados en el seron (cestos) con cerdos y gallinas.”

“Valdivia avanzó intrépidamente desde Arica hacia los primeros escalones de la cordillera, buscando algunos de esos oasis habitados; y después de pasar por los villorrios de Camiña, Sipiza, Chuzmiza y Pachica, llegó a sentar su real en Tarapacá, el más extenso y provisto de esos caseríos, en los primeros días de Abril de 1540.” 

“Pero durante su ausencia había llegado desde Tarija el Capitán Rodrigo de Araya con dieciseis soldados: la columna de Valdivia alcanzó así a contar treinta y seis. Pocos días después llegó, con treinta hombres, Francisco de Villagrán: desbaratada su gente por los chiriguanos, había reunido en las vecindades de Tarija a todos los almagristas que temían caer en las duras manos de los Pizarros, y sabedor del viaje de Valdivia a Chile, se había puesto al frente de ellos para ir a reunirse con este caudillo, en Tarapacá.” 

“Pocos días después, la alegría de Valdivia no tuvo límites, cuando vio que venia por las encrucijadas de la cordillera en dirección a su real, una hermosa fila de sesenta soldados castellanos, trayendo a su cabeza al Capitán Juan Bohon. Entre los llegados con Villagrán y Bohon, figuraban el presbítero Rodrigo González, mas tarde primer obispo de Santiago, Jerómino de Alderete y otros que ocuparon lugar visible en la conquista y colonización de Chile.” 

“Alcanzó a reunir a Valdivia 126 soldados y al frente de ellos salió de Tarapacá a principios de Junio de 1540; pasó a Pica, y de ahí despachó a Juan Jufré para que enganchase mas soldados en Porco, debiendo juntársele en Copiapó. De Pica, siguió al Loa, por cuya orilla sur subió a Calama y fue a establecer su campamento en Chiu-Chiu, lugarejo que bautizaron los castellanos con el nombre de Atacama la Chica”. 

“Pero algo mas grato lo esperaba aún . Allí encontró al capitán Francisco de Aguirre, su antiguo compañero de armas en las campañas de Italia y del Alto Perú, con veinticinco soldados. Había prestado, desde cuatro años atrás, efectivos servicios al Gobernador del Perú, y sin embargo, no había recibido remuneración alguna. Por esto dejó la posición que ocupaba en las Charcas y partió en busca de Valdivia, con Rodrigo de Quiroga y Francisco de Riveros”. [8] 

Así llegaría el conquistador al valle del río Mapocho acompañado de su enamorada, Inés de Suárez, realizando la fundación de  Santiago el 12 de febrero de 1541.

Ver también: 

Las 5 estadías de Pedro de Valdivia en Arica y su ardiente romance con Inés de Suárez (Parte 2): "La Intervención de la Inquisición y el desenlace"

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[1] Memoria Chilena.

[2] Los fragmentos que se conocen de su historia, son herencia casi por completo de los cronistas del siglo XVI, entre el, Pedro Mariño de Lobera y Jerónimo de Bibar, quienes compartieron la expedición de Valdivia a Chile.

[3] Memoria Chilena, Inés de Suárez.

[4] Barros Arana, Diego; “Compendio de Historia de América,” Partes 3 y 4, La Colonia. Imprenta del Ferrocarril, calle de la Bandera Nª 39, 1865.

[5] Memoria Chilena. Las investigaciones de Memoria Chilena, Biblioteca Nacional, (DIBAM), están bajo una Licencia Creative Commons Atribución-Compartirigual 3.0 Unported, a excepción de sus objetos digitales.

[6] Dagnino, Vicente; “El Corregimiento de Arica”; Imprenta La Época, 1909, Tacna.

[7] Ilustración especial de Cristal Restelli Guajardo.

[8] Dagnino, Vicente; “El Corregimiento de Arica”; Imprenta La Época, 1909, Tacna.

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Ver también: 

Las venas de África en Arica: Conversando sobre la identidad afrodescendiente [FOTOS]

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