¡En Arica sí somos felices!

¡Ser feliz es tan subjetivo!, pero vivir en ariquita puede ayudar: es relajado, clima agradable, ricas playas, buenas pica´s, otros países cerca, bellísimos atardeceres, tranquilo, distancias cortas, exquisita gastronomía, valles surtidos de delicias todo el año, un altiplano maravilloso, vida nocturna, harta cultura, abundante en danza, un Carnaval la raja, en fin... ¡mucho más! Pero puede ser que, a alguien, ninguna de esas cosas lo haga feliz.

Creo que la felicidad es una decisión, cada uno decide ser feliz con lo que tiene: recursos personales, económicos, sociales, etc. A veces he escuchado a gente condicionando su felicidad en relación a un otro, a una casa o auto determinado, a objetos o a personas, en general, y nunca terminan por llegar a la felicidad plena, esperando algo mayor. Por ejemplo: "sería tan feliz teniendo una "Harley Davidson, pero no me alcanza la plata". He visto gente sufriendo porque no tienen la plata para comprar algo y no son felices porque no logran tenerlo. A esto me refiero cuando hablo de que la felicidad es una decisión: uno se asume con lo que es y con lo que tiene.

Por otra parte, a mí me pasa por lo menos, que la felicidad plena la encuentro en la simplicidad del día a día, por ejemplo, me hace muy feliz tomar tecito con hierba Luisa, viendo un atardecer ariqueño en la playa, respirar brisa marina. Me hace muy feliz bailar, reír, payasear con mis hijos, una buena conversa con amistades, un cortado o un vinito según la ocasión, almorzar con mi familia (sobre todo, en la sobre mesa). En fin, tantas cosas que son logrables en Arica, pero no a todos nos hace feliz lo mismo.

Básicamente creo que los ariqueños sí somos felices, y tenemos harto elemento transversal para serlo, y ojalá no supeditemos nuestra felicidad a una situación, persona u objeto determinado. Que solo dependa de uno, de nuestra decisión. ¡Seamos felices!

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