El museo de la educación, albergó por dos días, en sus espacios, a gestores y organizaciones culturales comunitarias de todo Chile, allí se respira historia, memoria y trabajo comunitario. Este espacio, que fue la escuela normalista de niñas y donde Gabriela Mistral, obtuvo su habilitación como profesora el año 1910, generaron las condiciones para seguir pensando en comunidad como la cultura nos permite avanzar, crecer y ser parte; Y qué importante se hace en estos días “ser parte”, reconocernos y compartir. Palabras que han vuelto a nuestro vocabulario pero sobre todo a nuestro accionar.

Conferencias, ponencias y mesas de trabajo, nos permitieron conocer la realidad de la cultura comunitaria en las diferentes regiones de Chile y de países hermanos como Ecuador y México.

El encontrarnos nos permitió reconocernos en ese esfuerzo diario, de incertidumbre, pero donde prevalecen las decisiones de mantener este camino de la gestión y trabajo cultural comunitario. Este trabajo, que para muchos es nuestra forma de vida, requiere de muchas ganas, compromiso y principalmente amor y fe, porque la gestión cultural comunitaria, es un acto de fe en el prójimo, es que creemos que podemos mejorar todos, sin dejar a nadie abajo del tren, podemos participar, incentivar la creación en sus diversas formas y expresiones, el arte se refleja en todos los actos que realizamos. Las Organizaciones culturales comunitarias  vivimos con y para la comunidad, respiramos diversidad, trabajamos de manera colectiva y creamos espacios de paz y alegría, nos permite crecer en igualdad.

Y aunque parezca exagerado es lo que sentimos de norte a sur en nuestro país, que a pesar de todas las dificultades, la falta de financiamiento o de políticas públicas claras y coherentes, vale la pena, seguimos levantándonos todos los días con el único objetivo de crear, llevar saberes, brebajes y sabores de un lado a otro, donde nos encontramos con el otro, nos miramos y hacemos juntos la cultura “viva”, esa que no necesita escenarios y telones, esa que se vive y escucha en la plaza, en la calle, en la sede, en la cancha.

Ver también: Exposición La negritud y sus derechos